lunes, 21 de febrero de 2011

SeiXalBo y la Tormenta

Llegué tarde, al estilo de la Liebre de Marzo, pero cuando llegué llevaba el Sol a mis espaldas... Aunque me perdí el aperitivo bajo la lona; pulpo á feira... De hambre no moriremos nunca... De ansias puede que nos extasiemos...
Con los caminos algo más abiertos, se tarda bien poco en llegar a los bloques de Seixalbo, a penas 5 minutos... A pesar de todo, la humedad de estos días de tormenta aún permanece recubriendo levemente el fino granito, los bloques al sol nos dejan calentar nuestras ansias, nuestros dedos... Mientras algunos aún siguen abriendo sendas para enlazar los bloques dispersos... Olor a tierra mojada, humedad gallega que todo lo llena... Borrascas del Atlántico que nos azotan intermitentemente... incertidumbre de si el día tendrá magnesio y oxitocina segregada al disfrutar escalando...

Calentamos al sol, mientras la humedad se va temerosa del Sol brillante a través de una atmósfera limpia...
Calentamos e ideamos variantes eliminatorias, probamos secuencias suaves y otras no tanto... esperando el momento de recorrer los bloques que nos rodean...



Mou, Ana y Angel desperezándose en la "Hoose Arete"
Despejar los caminos, matizar los posibles bloques, probarlos... Puede que no sea una zona grande, pero está naciendo, con el esfuerzo de muchos, con la ilusión de todos... Las lavadoras estarán encantadas, llegamos limpios y nos vamos hechos unos "porquiños". El trabajo altruista no deja de ser un trabajo, alicatando pies de bloque, saneando de piedras sueltas pasos que hacen y haran nuestras delicias... Y las de los que vendrán detrás...

Rocas que nos llevan a parajes lejanos, rocas que nos hacen soñar, piedras que tal vez nunca soñaron ser merecedoras de esfuerzos y ganas... Líneas que imaginamos y probamos... Mientras miramos el cielo, esperando que no lleguen las nubes que todo el mundo predecía




María tirando de los cantos...



Xur en el "lance húmedo" un poderoso movimiento...


Cuando todo se mueve... Etereidad



La tarde del sábado aguantó y nos fuimos para casa con la ilusión de que el domingo también aguante... Pero antes de que cada mochuelo se retirara a su nido, Angel y Ana nos invitaron a cenar en su casa, una casa más grande que su furgo... El menú era lo de menos cuando lo más importante es compartir los momentos. Eso sí las Tortillas se salieron y el postre increiblemente sencillo a la vez que golosamente irresistible... Un 10 de cena, un 10 de vivencia... La cita dominical se dejó en el aire, la noche aún se mantenía seca... El amanecer nos devolvería la esperanza o nos refugiaría de la lluvia...

A la mañana siguiente, aparcados junto a la zona de bloque, las nubes nos acompañaban pero aún soplaba un aire fresco que nos hacía frotarnos las manos... albergar esperanzas y recargar ilusiones... Pero poco a poco se convirtió en una mañana ventosa, con truenos rugiendo a lo lejos... buscándonos...
Mientras fuimos a calentar a unos bloques cortos pero técnicos, mientras de cuando en cuando la lluvia nos amenazaba... Voy a caerrrr... voy a caerrr...
Cuando el tiempo juega contigo solo te queda una salida, resistirte.. y resistimos todo lo que pudimos, incluso nos atrevimos a descubrir unas líneas, de regleta pequeña, con movimientos intensos, que nos entretuvieron hasta que el tiempo, los truenos y las gotas de lluvia nos dejaron bien claro que por muchas ganas que tuviéramos no podían esperar más... Los nubarrones oscuros llegaban sobre nosotros y recogimos con presteza para regresar a los vehículos... Más no se podía hacer... Bastante habíamos hecho... Y mucho nos queda por hacer... Es la vida del ansia que todo lo llena... es el deseo inagotable de seguir sintiendo que la vida entra por la punta de los dedos y nos llega hasta lo más profundo...

Ganas de más, siempre termino con ganas de más...





Ana peleándose con los pasos y la humedad....






Buscar, siempre buscar la posible línea...



Apretando las uñas, cerrando la puerta, en pos de la salida...

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