El otro día pensaba en el tema de la psicología deportiva, de la motivación, de ese trabajo tan importante que nos hace enfrentarnos a un problema con un espíritu ganador o predeterminados a errar en el intento...
La verdad es que como todo en esta vida, nos debatimos en ciclos... hay quien le llama épocas, temporadas, momentos... según lo que duran... según como las notemos... Saber, sentir y por que no? analizar nuestros estados anímicos nos puede ayudar a mejorar... lo intangible se hace patente...
El sábado a mediodía me reuní con la "petite famile" en un escenario diferente al habitual; pues quedamos en reunirnos en Seixalvo, a 5 minutos en coche del centro de la ciudad de Ourense. Por trabajo, (y que no falte...) llegué más allá del mediodía, con un tremendo ahujero en el estómago que pedía urgentemente un aporte de alimento... Caminé con calma hacia la zona de bloque, imaginando en qué bloques estarían apretando...
La zona de bloque de Seixalvo se encuadra en una colina atravesada por la vía del tren; los bloques se encuentran dispersos por decirlo de alguna forma en la parte más alta de la misma... Y prácticamente han sido enlazados en una especie de senda circular; un gran trabajo que hay que alabar y reconocer... un trabajo que con las visitas que vendrán a partir de ahora hará de la zona un enclave ideal para aprovechar la cercanía de unos bloques a otros para hacer de un día cualquiera una dura y divertida jornada de bloque...
La roca es un granito fino, muy fino, que produce agarres netos, regletas y regletillas, cantos laterales, filos netos con buen canto, setillas o minigrumos...
En el camino me encontré con María y con Gabriel que bajaban a comer a Ourense, y ya me situó en que bloques estaban los demás...
Cuando llegué ya estaban dándole los últimos pegues a unos bloques y esperé a movernos en grupo hacia otra zona... Bordeando una serie de bloques llegamos a una zona algo más abierta que nos dejó disfrutar de un cielo despejado y azul, y de un sol tímido pero con fuerza suficiente para calentarnos un poco la piel... Líneas abiertas y otras por abrir; aprovecho el parón para comer algo, mientras me doy cuenta de que el ahujero de mi estómago es tan real como parecía...
Mientras Auro y Bea prueban bloques, yo devoro con calma la comida que he traido... Recargando las baterías bajo la radiación solar, me doy cuenta de que la semana de trabajo ha dejado un cierto cansancio psicosomático... Por momentos me siento como una lagartija recién salida de su escondite calentando su sangre fría con el calor de la roca y con los rayos solares...
La expectación y la novedad de descubrir la zona y los bloques se palpa en el ambiente, mientras se van extendiendo colchonetas por aquí y por allá, y allí se van quedando mientras como abejas libando el nectar de las flores nos vamos moviendo de uno a otro...
Bloques de regleta con salida de planos, verticales con buen canto, desplomillos escondidos llenos de regletas...
Y mientras me doy cuenta de que ese cierto bajón anímico que traía conmigo alcanza casi la cota de "pájara mental", un cierto estatismo, una cierta dejadez, por llamarlo de alguna forma le llamaría "El día de la lagartija"... Por no tener ganas casi no tengo ganas ni de hacer fotos, en cierta forma por que el bullicio no se detiene ni por un momento, por aquí, por allá, se van moviendo de bloque a bloque mientras yo me siento lento y torpe, como si viera una película a cámara rápida...
María al sol, blocando en Seixalvo
Así que notando que la energía necesita ser recargada, me relajo y disfruto del espacio y de la compañía... Como siempre digo, el descanso forma parte del entrenamiento, y objetivamente hoy me encuentro mentalmente cansado... Así que a descansar y a tomarselo con calma...
Probamos un pequeño desplome de unos 7 movimientos, buenos cantos, apretón... Al lado un paso regletero de desplome que obliga a apretar...
Aurora, Bea y Julio en la entrada del bloque...
De repente me quedo solo en el bloque, la novedad y la variedad de los bloques atraen a unos y a otros de aquí para allá... Veo la tarde a través de la cámara de fotos, movimiento incesante... Cambiamos de zona y nos movemos inaugurando el camino abierto, al final nos reunimos de nuevo, para volver a separarnos, esparciéndonos por los bloques... demasiados centros de atención, me quedo en la plaza con los niños jugando y descansando, respirando ese aire limpio que tanto echan de menos en las grandes ciudades y olvidándome de que el reloj marca los segundos... disfruto del tiempo inerte...
Lobi en "Hoossee arete"
Paseo por la zona, con la pereza de calzarme los gatos... realmente esto es una "pájara mental" en toda regla... Tarde o temprano tenía que llegar... Así pues relajarse y disfrutar, mientras con Julio acondicionamos un bloque con "posibilidades"...
Detalle de un bloque curioso, "Respect the nature"
Paso el resto de la tarde con Inés, con Gabriel, con Vir... disfrutando del lugar, del momento y de la compañía... Recargando pilas... Conociendo la zona, y conociéndome un poco más a mi mismo... Aprendiendo que la energía más fuerte y más grande que tenemos no está en los bíceps, ni en los arqueos de dedos... La energía más grande está en nuestra mente... esa misma energía que me ha hecho disfrutar de un día de bloque en Seixalvo, a pesar de no haber blocado, esa misma energía que me hará volver otro día más, y otro y otro... a hacer lo que me gusta que es disfrutar, saborear y vivir...
Hay quien me dice que no todo es escalar... y yo siempre pienso para mí que escalar es algo más que agarrarse a una piedra para ascender... pero claro... cada uno habla de la película según le va en ella...
Una tarde que sabe a poco, pero no por eso dejará de tener un exquisito sabor... Y como siempre, todo lo bueno deja el regusto en el paladar, y ese cierto apetito a saborearlo más...
Una pena que un frente venido del Atlántico nos deje a remojo desde la madrugada del domingo... Dicen los rumores y los adivinos del tiempo que el próximo fin de semana hará bueno... Ya comienzo a contar las horas para volver ... a disfrutar...
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